Petro trata de dejar atrás la inestabilidad y opta por un cambio tranquilo de Gabinete
Gustavo Petro, con las manos entrelazadas, sereno, sentado en un sofá y ante el micrófono de una radio, dijo hace más de un mes algo que tensionó su consejo de ministros: planeaba hacer una remodelación de Gobierno, era la hora de que algunos se fueran y llegaran otros con más energía. Sentía, así lo dijo, que unos cuantos ministros habían intentado colaborar con su causa, que no es otra que la del cambio, pero no habían logrado el cometido. Al día siguiente, por los pasillos de los edificios ministeriales se veían caras de preocupación, cuando no directamente de temor. El trabajo de muchos asesores, abogados, jefes de prensa, depende del ministro en turno. Cada uno llega con su propio equipo. Se sucedieron semanas de tensión y crispación. En cualquier momento, podía sonar un teléfono y al otro lado de la línea encontrarse Laura Sarabia, la número dos de Petro, anunciando el despido.