La estela de Javier Milei en las redes sociales es, habitualmente, una madeja en la que se mezclan una cohorte de perfiles anónimos, sedicentes gurús de las criptomonedas, eslóganes económicos ultraliberales, insultos a “los zurdos”, supuestas recetas de autoayuda política y admiración de sus aliados por el mundo. El mandatario de Argentina emprendió la semana pasada su noveno viaje internacional en poco más de seis meses en el poder. Y regresó a España, donde fue condecorado por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. El hecho en sí fue una anomalía en unos equilibrios diplomáticos marcados desde mayo por una crisis entre ambos Gobiernos. Pero su escala en Madrid se convirtió en un ritual catártico de la ultraderecha y de la derecha populista de las dos orillas del Atlántico.