El Padre Carlos Mullins, quien residió durante 47 años en la bulliciosa Nueva York, Estados Unidos, ha regresado a su querida ciudad natal, Bragado. Su historia es un viaje que abarca décadas y que lo ha llevado desde la Parroquia San Martín de Porres en los años 70 hasta su regreso en la actualidad. El Padre Mullins recuerda con cariño su tiempo como párroco en Bragado, donde la amabilidad y cordialidad de la gente dejaron una huella imborrable. “Han pasado 50 años, y hoy me encuentro de nuevo con mis antiguos feligreses”, expresó con emoción.
A sus 92 años, cumplidos el 14 de agosto de este año, el Padre Carlos sigue entregado a su vocación, celebrando la misa y sirviendo a la comunidad. “Disfruto personalmente de celebrar la misa y considero que presto un servicio a la comunidad, ya que muchas personas necesitan el contacto con Dios a través de la liturgia de la palabra, escuchar la Biblia y, sobre todo, recibir la comunión, que es el mayor deseo de un cristiano”, afirmó con humildad.
Sobre su experiencia en Estados Unidos, compartió: “Emigrar tiene sus ventajas, ya que uno puede conocer otras culturas. Nueva York tiene un atractivo especial para mí, ya que es una ciudad donde convergen personas de todos los rincones del mundo. Es un lugar muy cosmopolita, y en estos momentos, la comunidad hispana está mayoritariamente compuesta por mexicanos, dominicanos y puertorriqueños, con una presencia menor de colombianos, ecuatorianos y argentinos”.
El Padre Carlos Mullins dedicaba su tiempo en Nueva York a brindar dos misas al día, una al mediodía en inglés y otra por la tarde en español. Destacó la importancia de las parroquias en el apoyo a las personas en situación de calle y en la contención de los inmigrantes que llegan a la ciudad sin permiso de trabajo y se enfrentan al desempleo.
El regreso del Padre Carlos Mullins a Bragado es un emotivo reencuentro con su pasado y una muestra de su inquebrantable dedicación a su comunidad y su fe, que ha atravesado continentes y décadas.